Entre los fallecidos se encuentran dos policías, el director de la publicación y uno de los dibujantes
Doce personas han muerto y otras 10 han resultado heridas en el último atentado terrorista vivido en la ciudad francesa de París. Los sucesos ocurrieron a las 11.00 horas, cuando tres hombres encapuchados vestidos de negro y cargados con kalashnikovs accedieron al hall de la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo al grito de «Dios es grande» y efectuando alrededor de 30 disparos contra trabajadores. Muchos de los empleados huyeron hacia la terraza del edificio en busca de refugio, dejando como dato final hasta ahora el de 12 muertos y 10 heridos, 4 ellos de gravedad.
Entre los fallecidos se encuentran dos policías que fueron abatidos en su coche y alrededores por los asesinos, además del director de la publicación Stéphane ‘Charb’ Charbonnier y uno de sus dibujantes, Jean Cabut. El presidente François Hollande y el Minsterio del Interior han catalogado este suceso como un atentado de índole posiblemente islamista, además de ser un «acto excepcional de barbarie».
Charlie Hebdo, semanario satírico ya bajo amenazas desde hace años, es conocido entre otras cosas por haber publicado caricaturas de Mahoma en el año 2006 o portadas como la última dedicada al polémico libro Sumisión, de Michel Houllesbecq.
Desde el Minsterio del Interior prefieren no decantarse aún por la identidad de los terroristas. La cadena de televisión BFM en cambio asegura la existencia de un vídeo en el que uno de los tres terroristas afirma estar «vengando» a Mahoma con dichos actos. Francia lleva bajo nivel máximo de alerta antiterrorista desde el pasado mes de septiembre. Se trata sin duda de un nuevo ataque a la libertad de expresión y de prensa, un derecho fundamental el cual se debería seguir ejerciendo con total normalidad y respeto sin la necesidad de vivir atemorizado por acontecimientos terroristas como el vivido hoy en la ciudad de París.