«El 1 de enero espero que haya acuerdo: lo que pedí en la reunión es que me tiene que dar un plazo y un sitio». La decisión del Gobierno del alcalde Juan Soler parece inamovible: el 31 de diciembre finaliza el convenio y Carlos Martínez, presidente de la Casa de Castilla y León asegura que «tengo asumido que me voy a ir. Pero la casa va a seguir». No en vano han pasado por múltiples ubicaciones y han superado etapas complicadas. «Ser presidente de una asocaición como esta es duro».
Ahora pelean para que se les dé una respuesta, no solo a ellos, sino a las cerca de 2.o00 personas que diariamente pasan por la casa. Por ese motivo habían convocado una concentración el día 20 de diciembre para solicitar la firma inmediata de un nuevo convenio, pero el rechazo de la Delegación de Gobierno a esta cita ha obligado a cambiar los planes y trasladarla al día 27 de diciembre. » Mínimo necesitamos 600 metros para seguir manteniendo las actividades», afirma el presidente que no entiende el empeño del alcalde de instalar la biblioteca precisamente en su ubicación. «No tiene presupuesto para hacer una biblioteca en enero. ¿Está presupuestado, está dotado?», plantea.
Han recogido 4.900 firmas para mantener su ubicación y también han presentado una denuncia ante el contencioso administrativo cuya resolución han recurrido al no resultar favorable. A Carlos Martínez le preocupa especialmente el destino de los «17 monitores que tenemos contratados y tampoco sé qué pasará con la cafetería». Actualmente reciben 3.000 euros mensuales por este subarrendamiento de la gestión del bar que les permite seguir adelante, después de muchos años en los que no han recibido subvención, ni general ni tampoco para actividades como carnaval o fiestas, y que es «la única asociación que paga el IBI de un edificio que no es suyo, además de un canon: en total 18.000 euros. No entiendo el daño tan impresionante que nos quieren hacer», lamenta el presidente.
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