El periodista José Antonio Sánchez será, a propuesta del PP el próximo presidente de RTVE. Tras la modificación que el Gobierno hizo de la ley puede aprobarlo por mayoría simple. Es un viejo conocido de la casa, puesto que ya presidió el ente público durante la última etapa de José María Aznar. En su haber ha quedado el tratamiento de las manifestaciones del No a la guerra, la cobertura de la catástrofe del Prestige o los atentados del 11-M. Y también era el presidente de la entidad cuando en antena su director de informativos, Alfredo Urdaci, tuvo que leer la condena de la Audiencia Nacional «por el tratamiento informativo dado en la huelga del 20-J». Aquél famoso ‘ce’ ‘ce’ ‘o’ ‘o’ que perseguirá al periodista allá donde vaya y que se entendió como una burla a la sentencia.
Sánchez llega a RTVE sin consenso y después de haber estado los últimos años en Telemadrid, donde ha realizado una polémica «limpia» a través de un ERE que afectó al 70% de la plantilla y que posteriormente se declaró ilegal. A la vista de sus antecedentes y de la gestión que ha llevado de las televisiones públicas que ha dirigido, la sospecha de que la manipulación puede regresar es más que fundada. El retroceso de TVE y de RNE es evidente al estudiar las cifras de audiencia. Pero todo es susceptible de empeorar.