Cofely por aquí, contratos por allá, comisiones por un lado, corruptos por otro… Y de repente, aparcado en pleno centro de Getafe, un vehículo de la compañía. ¡Vaya susto! Como si un fantasma se diera una vuelta por el municipio. Detrás no venía la Guardia Civil, menos mal, porque a lo mejor más de uno se pone a temblar.