Un año más de Getafe Negro. ¿Qué sensaciones deja?
El objetivo después de 7 ediciones es tener la sensación de que has conseguido consolidar el festival: en términos de programación y calidad de la programación, en cuanto a su visibilidad exterior y la de la ciudad, consolidarlo frente a la propia gente de Getafe y en el conjunto de Madrid. Y este año, realmente, tenemos la sensación de que en todos esos frentes el festival ha funcionado a la vez. Convencer a la gente el mismo sábado que hay un Madrid-Barça de que vengan a un festival cultural, es muy difícil. Y lo hemos conseguido. Teníamos en una mesa a una autora japonesa recién aterrizada en España, a autores madrileños no muy conocidos, y no faltó gente en ninguno de los actos que hicimos simultáneos al partido. Con mucho trabajo, con la participación y la ilusión de mucha gente, hemos conseguido implicar a gente de la ciudad: La Carpa, el centro José Hierro, los chavales que montan el GAFE… Con todas estas fuerzas de la propia ciudad, más luego, la gente del Ayuntamiento que ha respondido desde el principio, creo que hemos tenido un lujo.
Incluso ha funcionado el apoyo municipal.
Yo no estoy nada descontento con los políticos; esto empezó con un ayuntamiento, siguió con otro y con relación a este festival, los políticos no han sido mezquinos ni partidistas. Creo que les honra. Ya los criticamos mil veces cuando toca y motivos nos darán, pero en este punto creo que se han comportado muy bien.
Nuestra programación no tiene nada que envidiar a la de cualquier Festival cultural de primera fila en España
¿Getafe Negro se ha puesto ya al nivel de otros festivales míticos de la geografía española o todavía queda algo por hacer?
Eso es una apreciación objetiva: nuestra programación no tiene nada que envidiar a la de cualquier Festival cultural de primera fila en España, no te digo en obra negra; a ninguna. Me pongo a comparar el programa con quien quiera y no solo por los nombres con los que podemos competir, sino por la calidad, la variedad y la diversidad del programa.
Japón ha sido el país invitado este año. ¿Cómo ha funcionado, cómo se ha acercado la gente a esta cultura tan lejana?
Japón ha sido una apuesta difícil porque es una cultura poco conocida y los autores no son precisamente accesibles. Solo hemos podido traer uno. Viven en otro mundo, muy lejos y muchos muy encerrados en su propio mundo creativo. Pero el objetivo era dar un primer paso para poder saber algo de ese mundo y creo que lo hemos cumplido. Tuvimos cinco actividades relacionadas con el país invitado, y entre ellas las dos intervenciones de la escritora Mitsuyo Kakuta. Es una magnífica introducción del momento actual de la novela negra, de la literatura contemporánea japonesa e incluso en el momento actual de la sociedad japonesa. El año que viene que tenemos otro país más cercano y con más posibilidades
¿Con qué momento del festival te quedas?
No tengo dudas: la entrega del premio José Luis Sampedro a Emilio Lledó. Creo que no somos conscientes del nivel de la persona que hemos tenido entre nosotros. Y lo confirmó sobradamente su intervención en el Aula Magna de la Carlos III. He decir con tristeza que era un aula en la que faltó público, pero sobre todo, faltaron jóvenes. El discurso que lanzó hacia los jóvenes citando a Platón, citando a Aristóteles, citando a Benjamín, cosas que llevan 2.400 años escritas, fue verdaderamente ejemplar y maravilloso.
Bolonia ha convertido a todo el mundo en burócratas y rellenadores de expedientes
No sé si acercar a los jóvenes es una asignatura pendiente en el Festival o solamente fue en ese momento puntual.
Fue en ese momento: los jóvenes universitarios no entiendo en este país a qué están, tampoco sé muy bien la Universidad cómo les planifica la agenda cultural. Me parece que Bolonia ha convertido a todo el mundo en burócratas y rellenadores de expedientes y lo siento. Mi propia experiencia universitaria no fue excesivamente rutilante y tengo un concepto de la universidad española no demasiado elevado. Hay algo que no funciona bien.
La colaboración con la Universidad siempre ha sido un pilar importante para Getafe Negro…
Antes tenía un valor académico, en términos de créditos, y ahora por un cambio en la legislación no lo tiene y se ha notado ese efecto. Les hemos ofrecido cosas muy interesantes, les hemos ofrecido una mesa sobre la ciberdelincuencia con expertos de primera fila, una mesa de yihadismo con la gente que más sabe ahora mismo en España… Si eso no son los problemas que están vivos en este momento para gente que estudia periodismo, humanidades, derecho… no sé qué lo es. Estoy seguro que si hubiera traído a Benzemá, hubiera tenido la sala llena… Me voy a callar.
¿Qué os ha quedado pendiente para el próximo año?
Siempre se te quedan autores y eso que hemos traído a 90 autores: pero es que ya no caben más. Tengo ganas de que algunos autores vengan y tener la posibilidad de encontrarse con los chavales de los institutos de Getafe, me gustaría reforzar esa parte. Ya hemos tenido entre el público a gente que tenía veintipocos años y te dice: ‘Yo vine la primera vez aquí con 15 años’. De eso es de lo que se trata, que un Festival sirva para sembrar algo en la ciudad en relación con la lectura, con la creación, con todo.
Ahora que han pasado 7 años, ¿cómo fue el primer Getafe Negro?
Fue un ejercicio de voluntarismo absoluto. Recuerdo que cuando llamaba a gente para que viniera porque estábamos haciendo un festival de novela policiaca en Getafe, me decían ‘¿Por qué en Getafe?’. Al final respondía ¿y por qué no? El Ayuntamiento invirtió el doble de lo que invierte ahora. Nosotros empezamos con un presupuesto, que teóricamente, era apto para hacer un festival low cost y muy modesto y mi idea era ir creciendo. Se inició la crisis y nos encontramos que ese presupuesto low cost se vió reducido a la mitad y con eso seguimos funcionando, congelados desde el principio. Afortunadamente lo que hemos conseguido es atraer otro tipo de participantes y otro tipo de financiación.
Y ahora ¿otros 7 años? ¿otros 10? ¿otros 15?
No sé, lo que quiera la gente. Esto tiene un componente muy estimulante al menos para alguien como yo. Tienes que hacer algo por tu comunidad, no lo hago por motivos económicos, soy absolutamente transparente: gano 4.000 euros por un trabajo que me dura un año y de eso, Hacienda retiene 52 euros de cada 100. Mis honorarios son simbólicos. Lo que tiene sentido es poder aportar algo valioso para tu comunidad.
Creo que la sociedad catalana está cometiendo un grave error
Sigues a caballo entre Barcelona y Getafe, ¿cómo está el ambiente allí?
Hay una obsesión que tengo al hablar de este tema, que es no echar gasolina al fuego. Creo que la sociedad catalana está cometiendo un grave error que, sobre todo, van a pagar los catalanes, pero me parece que desde el resto de España, si realmente a lo que aspiramos es que Cataluña forme parte de España, lo que hay que hacer es intentar ser constructivos, intentar ayudarles a deshacer el error, y una buena ayuda sería deshacer nuestro error, que ha ayudado a que ellos se equivoquen. Porque creo, sinceramente, que ellos se están equivocando.
¿En este tema nadie está siendo constructivo?
Nadie y además la equivocación actual de muchos catalanes está basada en la explotación interesada, hábil y en algún caso, demagógica, de errores que se han cometido desde el Gobierno Central y muy grandes. Fue un error presentar un recurso de inconstitucionalidad contra un estatuto que había sido aprobado por las cortes españolas. Se han cometido muchos errores y en algún momento hay que empezar a deshacerlos y no hay que esperar a que el otro deshaga su error primero, hay que ser generoso.
Hay quien dice que este camino no tiene vuelta atrás
La vida es muy complicada y la sociedad catalana está partida, de verdad, que nadie se engañe con esa percepción de unanimidad independentista, hay mucha gente callada en su casa, mucha gente triste en su casa, mucha gente tensa en su casa. Yo no sé dónde está la mayoría, pero sí sé que para el estándar que yo pediría, Cataluña no está madura, porque la independencia es una cosa muy seria y tú no puedes declararte independiente cuando, a lo mejor tienes mal contados el 50,1% en el mejor de los escenarios, pero ¿qué pasa con el 49,9?, ¿los declaras apestados?, ¿los pones en campos de concentración?, ¿qué haces con ellos? No creo en los destinos divinos de los pueblos, creo que todos son convenciones entre personas para vivir y entendernos los unos con los otros lo mejor posible, no creo que la independencia de Cataluña sea inexorable, veo argumentos para la personalidad de Cataluña muy poderosos que desde aquí, se han ignorado de manera frívola muchas veces. La convivencia depara más beneficios a catalanes y al resto de españoles que la segregación. La segregación nos convierte en dos países más pequeños y con menos posibilidades ambos. Otra cosa que no me gusta es que se le está ocultando sistemáticamente la cruz del poder, todo son las ventajas, pero no se habla de las desventajas, es el cuento de la lechera.
¿En qué estás trabajando?
Ahora mismo en nada, este mes he tenido que parar. Estoy con una novela, una novela peculiar, no puedo decir mucho, la historia amor de siempre.
¿Ahora que estamos con la corrupción en todos los telediarios escribes de amor?
Bueno, eso ya lo hice con la anterior.
Hay gente seria y valiente que agarra a este toro por los cuernos y tiene las santas narices de arrestar a 6 alcaldes a la vez
Están dando argumentos para ¿cuántas novelas?
Pues muchas, pero también tenemos un momento positivo, donde hay gente seria y valiente que agarra a este toro por los cuernos y tiene las santas narices de arrestar a 6 alcaldes a la vez, pues olé por ellos, no todo está perdido. Cuando salió esta novela, alguno me dijo que idealizaba a la Guardia Civil, que exageraba el coraje que le ponía a la Guardia Civil en la lucha contra la corrupción… menos mal que los tenemos, porque una y otra vez seguirán cometiendo errores, porque quien hace cosas se tiene que equivocar alguna vez, el que no hace nada, no se equivoca nunca, pero creo que han demostrado sobradamente que están un poquito por encima del promedio de este país, que si tuviéramos más como ellos, a lo mejor, el pelo nos luciría de otra manera.