El mensaje fue claro y unívoco, más allá de guerra de cifras, que en cualquier caso son impresionantes y dignas de tenerse en cuenta: Cataluña reclama su espacio y sobre todo, ser escuchada. Y Madrid debe atender el mensaje. La Diada 2014, preparada y orquestada al mílimetro, fue nuevamente un éxito, como lo lleva siendo los últimos años. Los catalanes salieron a la calle en la tarde de ayer para reivindicar su derecho a decidir. La pelota la dejó Mas en el tejado de Rajoy, al asegurar que la consulta se realizará de una forma u otra. Es tiempo de hablar.