Es difícil romper una dinámica, y cuando esta es negativa, más aún. El Getafe ha entrado en una espiral peligrosa, que le ha llevado a perder los tres últimos encuentros que ha disputado y que le ha colocado en la penúltima posición de la tabla. Ha sido la víctima de un Espanyol que aún no había conseguido ganar esta temporada, pero más que eso, está siendo víctima de su propia incertidumbre. «El problema es mental», decía su entrenador Cosmin Contra, antes del partido. Y tras él aseguraba que no habían merecido tener un resultado tan negativo, con dos goles en contra. «No tenemos el pelín de suerte necesario», afirmaba el entrenador.
Tras cinco partidos disputados, el Getafe apenas ha sumado tres puntos, con lo que la urgencia empieza a apretar en el vestuario azulón, que aún está a tiempo de llevar las aguas a su cauce y recuperar el pulso de la Liga. Apenas tendrá dos días para cambiar la espiral: el Málaga será su próximo rival este mismo domingo, en una hora un poco inusual: las 12 de la mañana. La victoria es la única opción.