Con ella se podría hacer bueno el dicho de que «cada vez que habla sube el pan». Esperanza Aguirre, retirada (pero solo un poco) de la primera línea política a la que muchos se preguntan si trata de volver, sigue dando de qué hablar sobre su incidente con la policía. Después de la decisión judicial de tratar su caso como un delito y no como una falta leve, la expresidenta de la Comunidad ha salido al paso cuestionando la decisión del juez y aludiendo a antecentes de otros casos que no fueron tratados con tanta dureza. La Audiencia Provincial de Madrid ya se ha apresurado a desautorizar sus palabras asegurando que los términos de comparación que propone no son válidos y respaldando la honorablidad del juez que ha tomado la decisión.
Por si acaso, ya ha lanzado un nuevo mensaje con tintes conspiranoicos: «No hay ninguna duda de que hay intereses para apartarme de la politica», aseguraba en un encuentro digital Aguirre. «A algunos les molesta que haya un liberal en política que haya ganado tres veces por mayoría absoluta».