Territoriu de Bandolerus es un proyecto único que nace de la voluntad y la ilusión de todo un pueblo que se prestó a colaborar en la ejecución de una película que ha tenido un coste 0. El pueblo de Serradilla, en Cáceres, se ha volcado en este film que el sábado, 12 de julio, a partir de las 20 horas se presenta en Getafe, de la mano de la Casa de Extremadura local.
La particularidad de esta película es que los díalogos están hechos en serradillano, «un habla singular que arraigó en esta tierra y aún pervive al paso de los tiempos y a los embates de esa modernidad cultural». Y que además se ha hecho con un nulo respaldo económico. «El coste 0 €, representaba todo un desafío. Lejos de ser un obstáculo terminó convirtiéndose en el eje que vertebró todas las voluntades y unió al vecindario en torno a la idea de que juntos se podía». El pueblo entero se unió para convertirse en una especie de cooperativa donde se socializó el trabajo y se facilitó la ejecución del proyecto de una forma desinteresada.
Por Néstor del Barco Rodrigo, codirector de la película.
Serradilla ve pasar el tiempo acurrucada en las faldas de la Sierra de Santa Catalina, un ejercito de canchales la custodia vestido de fronda perenne, a sus pies, la inmensidad de un mar de encinas dibuja una alfombra de verdes eternos, donde reposan relajados los ojos del visitante. Aquí el tiempo es una caricia ajena al reloj, un instante perpetuo que alarga con mimo los brazos que acogen al viajero al calor y abrigo de un carácter abierto al mediodía, alejado de sombras y dudas, porque es el serraillano de pecho abierto y corazón de latido próximo, nadie es extraño, esta es la casa de todos.
Y nace de esta esencia de jarales un espíritu templado y aguerrido, un claro desafío a lo imposible. Eso era el proyecto de Territorio de Bandoleros cuando el guión vio la luz, un imposible, una obra mayúscula en manos de cuatro intrépidos, una quimera.
Sembramos imposibles sobre un suelo fértil, abonado a la ilusión y al compromiso, y de pronto en el pueblo germinó con fuerza tropical una corriente solidaria, manos sobre manos ensanchamos el horizonte. Esta historia del Cabrerín, en la que todo el pueblo participa con su singular forma de expresión, donde es el “Habla Serraillana” otro de sus atractivos, tiene la virtud de haber unido al vecindario de Serradilla en torno a un objetivo común, haber ilusionado al menos durante unos meses a la práctica totalidad del lugar, y es aquí precisamente donde radica su éxito, independientemente del resultado final de la obra.
En los tiempos que corren, realizar un largometraje de época, sin ningún medio y sin ninguna ayuda institucional, viene a demostrar que querer es poder, que no hay objetivo imposible cuando nos asiste la fuerza de la ilusión. Estamos convencidos de que querer es poder, y con la ayuda de «La Serradilla», hemos llevado a buen término este proyecto.