Pedro Sánchez ya es, oficialmente, el seretario general del PSOE, sustituyendo a Alfredo Pérez Rubalcaba. Y su mensaje es ambicioso: quiere recuperar los votos perdidos, volver a ilusionar a aquellos que una vez votaron a los socialistas y que hoy «se quedan en casa hastiados de la política». Su aspiración es de cambio y quiere alejarse de «populismos y demagogias» en clara referencia a los nuevos movimientos ascendentes, como Podemos, que tanto daño están haciendo al partido socialista.
En su discurso ante los militantes habló de cambio con puntos llamativos como derogar los acuerdos con la Santa Sede pero también de continuidad en algunas propuestas ya emprendidas.
El nuevo secretario de Organización, César Luena, habló de «unidad e integración», aunque durante el mismo fin de semana surgieron voces críticas con este procedimiento de integración: Pedro Sánchez no ha hablado directamente ni con Eduardo Madina ni con Pérez Tapias en estas dos semanas. La ejecutiva presentada obtuvo el 87% de los votos.
Otra de las incógnitas no resueltas es cuándo serán las primarias para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno. Y tampoco se sabe quién se postularía. El debate sobre las primarias no se ha abordado.
La nueva ejecutiva federal estará presidida por Micaela Navarro y está formado por 20 mujeres y 18 hombres.