Era la actuación estelar, la estrella de Cultura Inquieta. Y Manu Chao no defraudó. Un auditorio repleto (se calcula que unas 5.000 personas) recibieron al cantante que se hizo con el público en una vibrante noche en la que hubo tiempo también para solidarizarse con el pueblo de Palestina. Manu Chao encandiló a un público que bailó hasta la extenuación en un concierto que se alargó más de dos horas y media en la plaza de toros de Getafe.