Terminó el festival de Cultura Inquieta en su primera edición en el coso taurino de Getafe. Han sido más pitos que aplausos en su conjunto, pues hay que mejorar cosas tan fundamentales como la burocracia del festival, y sobre todo el sonido, que ha sido bastante defectuoso en muchos de los envites ofrecidos. Y es necesario también cerrar unos carteles que sean lo más redondos posible, ya que alguna actuación estaba insertada con «calzador». En fin esperaremos con impaciencia la próxima edición, con el deseo de que el festival siga escalando posiciones, y vaya acorde con la ilusión que Getafe pone en el mismo