El caso de Alejandro, el niño de 9 años con parálisis cerebral al que no se le permitió acceder al autobús, en la línea 447, ha crecido hasta el punto en que televisiones nacionales se han hecho eco de la indignación de la familia. El comité de empresa de Avanza, empresa que gestiona este servicio, han emitido un comunicado en el que expresan sus «más sinceras disculpas por lo sucedido», aunque lo atribuyen a «un claro mal entendido, ya que nos consta que el conductor implicado goza de una inmejorable reputación como profesional, y reconocido entre usuarios habituales como paciente y solidario con los demás».
Ponen sobre la mesa las condiciones de trabajo que sufren para atender a los discapacitados que se acercan: «Horarios muy ajustados, normativa en la cual el conductor es responsable de cuestiones más allá de nuestro trabajo, subida de discapacitados con movilidad reducida por un ascensor mecánico de dimensiones pequeñas en el cual no puede subir nada más que la silla de ruedas, sin acompañante, diseñado para que el usuario se agarre a unos asideros laterales (es decir para personas que sólo padezcan incapacidad de movimiento para andar)…», entre otras circunstancias que hacen que «la movilidad que con todo derecho tenemos todos no sea satisfactoria ni para el usuario ni para el conductor». Valentín de Gregorio, como presidente del comité de empresa de Avanza Interurbanos SL, pide la implicación de todos «administraciones públicas, empresas y usuarios para encontrar la solución de los problemas que surgen desde el entendimiento».
Aseguran que «desde el Comité de Empresa velaremos para que la concienciación en nuestro trabajo con todo tipo de discapacidades sea permanente» y reiteran «nuestras disculpas, ya que reconocemos que la situación de dificultad a la hora de desplazarse las personas con movilidad reducida es algo que nos compete a todos».