Mirando al cielo. Así se han pasado seguramente la tarde-noche los técnicos que están instalando las 320 cometas en la calle Madrid. Y el alcalde, Juan Soler, rezando para que no se repitiese la historia con los paraguas. No se han caído, nadie ha resultado herido… este año los «vandalillos» se han quedado en casa, al menos de momento. «Me ha costado más, pero estos no se caen», habrá pensado alguno. Lo cierto es que no se conoce el coste de estas cometas: lo que sí es seguro es que son más caras que los paraguas. Aunque el alcalde no recuerde la cifra.