Que la campaña para las municipales en su versión más sucia ya había empezado es algo que GETAFE CAPITAL ha ido contando en las últimas semanas, con publicaciones calumniosas como Info.Bercial, publicación (o panfleto) que entraba de lleno en las disquisiciones internas que está habiendo dentro del PSOE de Getafe. Lo sorprendente, y deplorable, es que a esta campaña están contribuyendo desde el propio partido, lanzando acusaciones insidiosas y falaces desde algún sector interno que quiere desestabilizar, cuando no eliminar, a la competencia. Desde la dirección del partido, en petit comité, se desmarcan de esta campaña, y una vez más, nadie asume responsabilidades políticas. En este país, ya se sabe que no dimite nadie. Pase lo que pase.
Los ataques van en la misma dirección, abriendo el abanico de cauces por el que se despliega el frente atacante, aunque los capitanes que ordenan el bombardeo segurantemente no sean los mismos. Algunas bombas tampoco buscan un solo objetivo: tienen trampa y pretenden daños colaterales fruto del oportunismo.
La democracia interna dista de ser un ejercicio de debate y de crecimiento político dentro de un partido. En el PSOE se convierte en una guerra civil que va dejando cadáveres por el camino, que suma descrédito en los ciudadanos y cuya víctima una vez más es el propio partido. Por acción u omisión, los órganos directivos son también responsables de lo que está ocurriendo, no siendo capaces de dar la cara cuando la situación lo requiere. Los mismos que hablan de transparencia permiten los métodos más canallas.
Difama que algo queda, parece ser la máxima a seguir en este juego sucio que apenas ha hecho más que empezar. Los ejércitos hacen acopio de munición, y esto solo han sido los primeros embates de una guerra que estallará en septiembre y que tiene como punto álgido el mes de mayo, con la convocatoria de elecciones municipales. La altura política de los dirigentes que van a concurrir se podrá ver en esta campaña en la que vuelven a percibirse viejas prácticas políticas de lo más detestable, que no por ser practicadas por gente joven, son nuevas. Viejos vicios practicados por gente nueva.