Se enmascaró como un acto por los trabajadores de Airbus o de Buytrago, pero la convocatoria no dejaba lugar a dudas: se trataba de un acto de reivindicación por la república. Un evento que inicialmente convocaban IU, Partido Comunista, PSOE y POSI en la zona de las casetas del recinto ferial. Pero IU y el PC decidieron no compartir escenario con el PSOE, después de la votación en el Congreso a favor de la ley de abdicación. Contra todo pronóstico el acto se mantuvo, con el apoyo de PSOE y POSI, un partido de extrema izquierda y marginal (en las pasadas municipales apenas obtuvieron un 0,65% de los votos). Ni la Junta Republicana entendía este despropósito.
A las ocho y cuarto, hora prevista para esta cita, ya era evidente que el éxito de participación era nulo y que el escenario central de la plaza se quedaba vacío para el acto. Se podían contar con una mano las personas que allí estaban. Así que decidieron trasladar el acto, sorprendentemente, a la caseta del PSOE, horrorizando a muchos de los presentes que no acababan de comprender el porqué del acto en el contexto actual. Muchos prefirieron alejarse y no retratatarse en este evento torpe que apenas contó con una decena de personas apoyándolo. Afortunadamente la megafonía era nefasta y ni siquiera se escucharon las palabras del presidente del PSOE, Javier Ollero, que fue el encargado de dirigirse a los presentes. El asombro se mezcló con el ridículo de un acto que no había contado con el respaldo de la asamblea ni de la ejecutiva del PSOE, pero sí de la secretaria general, Sara Hernández.