La historia de este busto se remonta a hace ocho años, cuando el Ayuntamiento decidió hacer un un cuadro de Gregorio Peces Barba y regalárselo al que fuera rector de la Universidad. Con este cuadro, también se acordó hacer un busto, que ocupara un lugar en la Universidad. Ese fue el compromiso que adquirió Pedro Castro con Peces Barba. Ambos habían sido los que habían sacado adelante la construcción de la Carlos III en lo que eran los antiguos cuarteles, y el municipio de Getafe quería reconocer esta labor de alguna forma.
La escultura se realizó, pero entonces se cambió el rector, Peces Barba dio un paso atrás. Y no hubo acuerdo con el nuevo dirigente de la Universidad sobre el lugar que debía ocupar este busto. Así que el busto del rector fundador estuvo durante años, primero en el despacho de Alcaldía de Pedro Castro, y luego en el antedespacho. Y así hasta que ayer, con Peces Barba ya fallecido y en el 25 aniversario de la Universidad, se pudo cumplir el destino primitivo de esta escultura: ocupar un lugar estratégico en la Carlos III. Lástima que los protagonistas de esta historia no hayan podido asistir a este momento: uno por fallecido y otro por olvidado.
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