Poemas y relatos inéditos. Un kaleidoscopio de recortes que cobran forma y sentido bajo la batuta de Ezequías Blanco. ¿Su proyecto? Cuadernos del Matemático. Una revista “de calidad”, como le gusta llamarla. Una recopilación de versos con nombres propios… e ilustres, que lleva veinte años en el mercado. Por sus páginas han pasado José Hierro, José Ángel Valente… “todo el mundo de la poesía de los años 90 ha pasado por Cuadernos del Matemático”. En el capítulo de relatos también ha contado con la colaboración de escritores como “José María Merino, Antonio Pereira, Eduardo Fraile, Raúl Guerra Garrido…, que son los grandes de la literatura española”.
¿Y cómo empezó todo? La idea nació en el seno del Instituto de Bachillerato Matemático Puig Adam. “Todos los profesores que la iniciamos habíamos tenido experiencias de hacer periódicos con alumnos”, pero los chavales finalizaban sus estudios y nuevamente “había que empezar de cero”. Así que fueron los instructores los que decidieron iniciar esta actividad que sigue siendo financiada por el centro de enseñanza. Los comienzos fueron modestos. “El primer número fue escrito a máquina, con una portadita pequeña”. Apenas sesenta o setenta páginas. Luego creció, hasta llegar a las doscientas que son ahora. Con carta de presentación: su portada. “Se las pedimos en exclusiva a un pintor o un fotógrafo: desde Chema Madoz, a Úrculo, a Chema Criado, a Dis Berlin, mogollón de pintores como Ibarrola, Ugarte…”. Únicas y diferentes.
El nombre que se le dio a la publicación pretendía hacer un juego de palabras con el nombre del instituto, Matemático Puig Adam, y el concepto de revista. “Tiene también una lectura doble por la pretendida precisión que se le atribuye a la ciencia, aplicada a la literatura. Las matemáticas aplicadas a la poesía”. También intentaron que se extendiera a todos los campos de la ciencia y que hubiera colaboraciones en este sentido, pero “la gente que era de matemáticas al final escribía un poema. Se sigue manteniendo esta idea en la parte de ensayos, una parte científica y pedagógica, que nunca se ha renunciado a ella”.
La filosofía con la que se partía y que aún hoy mantienen “es hacer una revista independiente, no una revista de tendencia, como son la mayoría que hacen los grupos poéticos”. Abierta a todos. “Esto que al principio era un defecto, era criticado porque no tenía una línea definida y clara, al final parece que ha triunfado porque la mayoría de las revistas hacen lo mismo: responder a todo tipo de tendencias, al eclecticismo en el que vivimos”. Y a pesar de contar con firmas consagradas “nunca hemos renunciado a la gente joven, a la gente que empieza… ese es el riesgo de la independencia. No solo apostar a caballo ganador, sino gente que no ha publicado nada”. Luego algunos se han hecho grandes. Juan Manuel de Prada escribió en Cuadernos del Matemático antes de ser conocido. “Ariadna G. García era una chiquita que tenía 18 años y se presentó en mi casa porque escribía poemas, que le había mandado su profesor: luego ha ganado el Hiperión; igual pasó con Carmen Ibáñez, ganó el Alfaguara juvenil”. Ese contacto con los alumnos, con la gente más joven, nunca lo han perdido.
Ezequías Blanco es el “crisol” de todas las historias que pululan alrededor de los miembros del consejo de redacción “que no se ha reunido jamás en los 20 años”. Él se encarga de unificar, de congregar, de reunir, siempre con plena confianza en sus colaboradores. Algunas de las letras que ven la luz, se piden “y esas se publican todas, aunque luego no te gusten”. Luego van llegando otras, a las que se les hace un hueco, si así lo consideran los expertos. Les llegan de todas partes del mundo, ya que también hacen traducciones. De hecho “la Universidad de Malta o La Sorbona, son suscriptoras de Cuadernos del Matemático”. Para Blanco ha sido en estos veinte años lo que le ha dado “vidilla, me proporciona muchas amistades, conocer a mucha gente. Aquí casi todo el mundo es editor, escritor, y comprador a la vez”. Profesor de Lengua y Literatura desde hace 32 años, afirma que “lo de las clases no me seduce totalmente, aunque luego soy capaz de autoengañarme y disfruto también con ello”. ¿Otros veinte años de Cuadernos del Matemático? “Es imposible de pronosticar. Eso ya es muy fuerte”.