La carismática Ada Colau, que ha sido la voz y la cara de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) en los últimos cinco años, ha decidido dar un paso atrás y abandonar su puesto de portavoz, abogando por una «rotación en los roles». La sobreexposición de su figura, así como su intención de que sean otros los que esteén en la primera línea política. Cree que es el momento de poder opinar al margen de la PAH, ya que en ocasiones se ha «mordido la lengua» por ser la cara pública de esta Plataforma.
Ha descartado que vaya a fichar por un partido político, pero seguirá vinculada a los movimientos «que planteen un cambio real en las formas de hacer política». Colau cree es necesario «impulsar otros espacios de confluencia donde unir fuerzas para cambiar las reglas del juego». Para ella ha sido una experiencia de la que se muestra «orgullosa» y a la que se ha dedicado en cuerpo y alma en los últimos cinco años. Su nombre y su cara se hicieron populares cuando acudió al Congreso para defender la dación en pago. Su visibilidad pública a partir de ese momento, no ha sido algo fácil de gestionar, llegando incluso a recibir amenazas.