Nieves está indignada. Actúa de portavoz de su pareja que durante los últimos seis meses ha sufrido el programa de recualificación profesional de la Comunidad, un contrato de colaboración social que le obligaron a firmar. «No le dieron opción. Aún le quedaban tres meses de paro y le llamaron para que se acogiera a este programa». A los poco más de 200 euros que cobraba le añadieron otros 400 para llegar al salario mínimo interprofesional, una cantidad que cubría la Comunidad a través de su prograrma de subvenciones. 77 personas fueron acogidas dentro de este sistema destinado a aquellos parados que aún cuentan con prestación por desempleo, que a pesar de comenzar a trabajar, siguen agotando, sin cotizar por el tiempo que pasan. «Han sido seis meses trabajando ocho horas diarias, cinco días a la semana, por 400 euros». No tuvo opción de negarse.
A la pareja de Nieves le destinaron a SELUR, el servicio de limpieza urgente de LYMA: «Tuvo que quitar pintadas con ácido sin formación y sin equipamiento. Nadie le explicó cómo se trabajaba con el ácido, ni qué hacer si se derrama, por ejemplo. Ha llegado con las manos quemadas, ¡y ahora niegan en LYMA que haya estado quitando pintadas!». Nieves no sale de su asombro. Picando piedras con un martillo percutor, lijando bancos, quitando pintadas… ese era su día a día en la empresa pública que negó que estos trabajadores fueran a cubrir el trabajo diario de los empleados habituales. «Se han ahorrado 77 nóminas durante este tiempo». Les ha salido gratis. «Esto es esclavitud. No se puede llamar de otra manera».
La formación que prometían para esa supuesta «recualificación» brilló por su ausencia. «Estaban un par de horas los jueves, y luego a la calle a seguir trabajando y picando piedras. Les decían que les formaban mientras trabajaban». Su situación se agravó cuando se lesionó la espalda durante el trabajo, «cargando garrafas de 25 litros. Desde entonces tiene la espalda destrozada» con un problema en la columna. Desde hace casi un mes no cobra. «Está como en un limbo, en tierra de nadie: no puede buscar trabajo porque está de baja, FREMAP no le paga y el Ayuntamiento tampoco». Necesitan ese dinero para comer. La prestación que le pagaba el paro se les acabó en enero «y desde entonces ni siquiera hemos cobrado el salario mínimo, que es lo que aseguraban». Ya no saben dónde acudir porque «todo el mundo se lava las manos».
El PSOE lleva una propuesta al próximo Pleno en la que denuncian «la utilización de este tipo de contratos de colaboración social por ineficaces, porque los ciudadanos y ciudadanas desempleados han estado realizando trabajos estructurales, por un salario muy inferior al personal de plantilla y en muchos casos sin percibir ni siquiera el salario mínimo interprofesional». Y que al carecer de una formación adecuada «no han cumplido el objetivo para el que fueron puestos en marcha».
Recuerdan que estos contratos»no cotizan para el desempleo y los vecinos de Getafe que han participado, y no han sido contratados, han vuelto en abril al desempleo sin haber generado derecho a prestación, situación esta que no se da en otros municipios de la Comunidad», ya que otros municipios sí han buscado fórmulas para que se genere este dercho.
El programa finalizó este mes de abril y el Ayuntamietno asegura que «se han instruido en el mantenimiento de espacios verdes, preservación del medio ambiente urbano, limpieza viaria, y recogida y tratamiento de residuos sólidos urbanos, incluidas en el segmento de ocupaciones denominadas `empleos verdes´».
Desde la Comunidad de Madrid se financió este programa con 254.100 euros.
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