Que viene Esperanza Aguirre, pues nosotros llamamos a Tomás Gómez, dirían los socialistas. Getafe se ha convertido en la génesis de la precampaña para las europeas. O al menos es esa la excusa para que se monten mítines en los que precisamente las europeas son lo menos importante. Pero, oye, queda bonito en el cartel. Al lío. El escenario volvía a ser el mismo, el Teatro García Lorca; el número de gente, parecido (empate técnico, no el 1-0 que vendió Tomás Gómez); la media de edad, muy alta, aunque aquí el PSOE consiguió reunir a más jóvenes; y en parafernalia y banderitas, el PP ganó la batalla. Pero lo importante para el PSOE de Getafe es que había conseguido llenar el teatro en torno al secretario general del PSM.
Sobre las butacas, cuartillas con la imagen de Sara Hernández, y mensajes por los altavoces sobre la importancia de las europeas y sobre movilizarse para estos comicios. Y entre el público, se sentaba en la última fila el archienemigo de Tomás Gómez, al menos en épocas pasadas: Pedro Castro. Cada uno puede hacer la lectura que guste. ¿Se ha enterrado el hacha? ¿Se avecinan nuevos tiempos?
Leído en clave interna, este mitín se convirtió en un cuasi homenaje a la figura de Victoriano Gómez, concejal durante varias legislaturas del PSOE y secretario de Organización del partido en Getafe durante dos décadas. Sara Hernández se emocionó al recordar que hacía tan solo un mes que había fallecido y que este era el primer acto que se organizaba sin él. Aplauso cerrado. La gente en pie. También Maru Menéndez y Tomás Gómez tuvieron palabras para Vito.
La complicidad de Sara Hernández con Maru Menéndez se hizo notoria. «No queremos los delantales, ¿verdad Sara?», le dijo Maru desde la tribuna. Guiños y abrazos entre ambas, que demuestran la buena sintonía que tienen.
Tomás Gómez hizo un discurso populista, bien montado, poco europeo, pero efectista. «Getafe va a representar el principio del cambio», dijo. Y cargó contra los poderes económicos que son «el enemigo contra el que peleamos. Como la derecha gane las elecciones se va a sentir legitimada para seguir haciendo recortes. Hay que ganar la batalla del silencio». Porque es verdad que la campaña de las europeas no existe. El PP retrasó el anuncio del candidato, de hecho el acto con Aguirre (que también tenía otra motivación que no eran las europeas) se montó sin conocer aún que Arias Cañete sería el elegido y de las elecciones se habla más bien poco, a pesar de que queda poco más de un mes para esa cita del 25 de mayo.
Cargó contra Figar y la beca que recibe por el cheque guardería: «No es normal que una consejera recorte becas de comedor y disfrute ella misma de una. Pero no vamos a parar hasta ver el expediente de concesión». Certificó que son ciudadanos corrientes porque «estamos enfadados» por lo que está sucediendo. «No es normal lo que pasa en Madrid y que no pase nada». Hablaba de corrupción, de Eurovegas, del ático del presidente… Pero al final lo que importa es ganar en las urnas: «El mejor homenaje que podemos hacerle a Victoriano es ganar, ganar, ganar…». A lo Luis Aragonés se despidió Tomás Gómez.
Antes habían hablado Sara Hernández y Maru Menéndez. La primera vendiendo «ilusión» y la «construcción de un proyecto que nunca se apartara de la esencia socialista». Y defendió una vez más que «no somos más de lo mismo, no somos lo mismo que el PP». Se acordó de los 5.000 vecinos de Getafe que viven en pobreza extrema, o los más de 15.000 parados y cargó contra «un alcalde que no escucha, que es ajeno a los problemas de Getafe».
Maru se quedó afónica en medio de la intervención. «Bebe agua», le decían desde el patio de butacas. «¡Tenemos que lograr el cambio en Europa!», reclamaba Maru tan alto como le permitía su garganta. «Estoy orgullosa del PSOE de Getafe», atestiguaba también. «Con nosotros no van a poder», fueron algunas de sus frases.
Europa se quedó en un segundo plano. Y muchos nuevos votos no captarían entre una bancada ya convencida. Pero ya sí, oficialmente, parece que estamos en campaña. Bienvenidos a un nuevo mitin.