La adjudicataria de las instalaciones acuáticas y deportivas insiste en cambiar de convenio a sus empleados. La reducción de plantilla afecta a la limpieza o al servicio sanitario.
Los trabajadores tienen miedo y desde el comité de empresa se advierte que se «está vulnerando el derecho a la negociación colectiva». Los empleados de las piscinas de Getafe Norte están siendo llamados (otra vez) individualmente por la empresa para «negociar» las condiciones de su contrato. «Se les está insistiendo en que cambien de convenio», explica José Gómez, presidente del comité de empresa, «lo que supondría una reducción de sueldo de cerca de la mitad. El problema es que hay miedo entre los trabajadores, porque ya tenemos antecedentes: ya se despidió a una compañera que se negó a cambiar de convenio». En los pliegos de condiciones que asumió Getafe Norte Servicios Deportivos (Forus) se contemplaba que los trabajadores que fueran subrrogados estarían dentro del convenio de instalaciones acuáticas.
Ese es solo uno de los problemas que se viven en la instalación, que ahora cuenta con una plantilla muy reducida: cuenta con 29 trabajadores (donde se incluyen dos directores y diversos encargados) y hay subcontratados alrededor de otros 15 empleados. «Antes de privatizarse éramos 63 trabajadores en la temporada de invierno (en verano se contrataba alguno más), sin contar con los empleados municipales que gestionaban la instalación, que eran otras siete personas», explica Gómez. Eso añadido a que con la actual ampliación del centro, la instalación cuenta con muchos más metros cuadrados. «Se resiente sobre todo la limpieza, donde han recortado mucho personal. Los trabajadores no dan abasto para sacar el trabajo».
No es el único servicio que se ha mermado. Ahora la instalación no cuenta con un servicio médico permanente. «Puede haber hasta cuatro o cinco horas diarias en las que no se cubra este servicio». Llevan la legalidad al extremo, ya que es obligatorio tener disponible atención médica con un mínimo de metros de piscina. «Lo que hacen es tapar con una lona una parte para entrar dentro de la legalidad». Ya se ha dado un caso de que una persona ha sufrido un infarto en las instalaciones. En ese momento, rectifica José Gómez respecto a su primera información de que no estaba el servicio médico en las insatalaciones, coincidió que el enfermero estaba disponible, aunque fue un usuario de la instalación, médico, el que estabilizó al enfermo. Cuestión de suerte.
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