Sigue durmiendo por las noches, pero José Alcázar está preocupado. El proceso que le ha tocado vivir, ya jubilado, por los incidentes de la huelga general de septiembre de 2010 es algo que le provoca «tristeza». Dentro de los puntos positivos que saca, el gran apoyo que está recibiendo su causa por parte de la sociedad. El viernes, 14 de marzo, una gran manifestación recorrerá las calles de Getafe. Pero ese es el principio. Alcázar y sus siete compañeros se sienten respaldados y confían en que el proceso pueda tener marcha atrás. No quiere ni pensar en la posibilidad de pisar la cárcel, aunque «las injusticias existen». De momento, confían en la ciudadanía, que les puede llevar en volandas a una solución a su problema.
¿Cómo fue aquél 29 de septiembre de 2010? ¿Cómo vive José Alcázar esa huelga general?
Aquella podía ser mi última huelga general. Ya había cumplido los 60 años en agosto y participé pensando que sería la última en mi vida laboral activa. Asistí directamente por la mañana; en otras había estado toda la noche dando vuelta. Noté mucho nerviosismo entre la policía que estaba. Me sorprendió que hubiera antidisturbios. Algo no era normal. Antes de que ocurriese nada ya busqué al responsable, le dí mi carné, le dije que era el presidente del comité interempresas. Yo era uno más pero si había un problema, antes de que pasara nada, que nos pusiéramos de acuerdo.
Para muchos era su primera huelga general, ya que hacía más de diez años que no se convocaba ninguna.
En una refriega de estas características y a las siete de la mañana que es todavía de noche, puede pasar de todo. Mi gran preocupación era ver cómo solventábamos esa situación. No es fácil con el cabreo que había. Gente joven que estaba dolorida y ensangrentada. Fuimos capaces de liberar la puerta, que los trabajadores y la policía se retirasen y que todo aquél trabajador que quisiera ejercer su derecho, que entrara. Antes hubo bastante enfrentamiento. El número de policías era bastante inferior a los manifestantes y tuvieron que hacer uso del arma reglamentaria porque tuvieron miedo.
Los tiros al aire fueron lo más comentado del día.
Los policías tuvieron una actuación equivocada. Un cuerpo como los antidisturbios no puede entrar a un recinto interior y al retroceder quedarse descolgados algunos policías, de noche, con gente joven… había 400 personas jóvenes. No sentí miedo por los disparos, sentí miedo por lo que podía ocurrir. A dónde iba a llegar el enfrentamiento.
Pero lográis separar a la gente
Me metí por medio gritando para que la gente retrocediera. Habían recibido muchos palos.
¿Cuándo te enteras de que la policía te ha denunciado?
Al día siguiente. Voy a trabajar y me llama mi mujer porque se han presentado dos policías de paisano porque tenía que presentarme en el juzgado a declarar. Me dijo, ‘José, ¿qué has hecho?’. ‘Yo no he hecho nada’, le dije. Ese mismo día se hace una asamblea urgente y hay una concentración en solidaridad con lo que había ocurrido. El 6 de octubre, cuando finalmente declaré, iban algunos compañeros conmigo y allí les identificaron varios policías de paisano que estaban.
¿Cómo evoluciona el caso?
El juez pide declaración a estos compañeros y posteriormente se piden los vídeos de las cámaras de seguridad y cuántas personas han acudido al servicio médico. Abre un proceso contra mi persona, luego contra los dos que me acompañaban y también contra los 11 compañeros que fueron atendidos el día de la huelga.
¿El peor trago fue la rueda de reconocimiento?
En noviembre de 2012 se nos hace pasar una rueda de reconocimiento, algo humillante y vejatorio. Traen dos autobuses llenos de presos, para que la propia policía pudiera reconocernos. Nunca que ocultado quién soy. No me tienen que buscar, ya estaba identificado, no me he escondido. Tras esa rueda nos quedamos 8 imputados, justo los que participamos en las listas electorales.
¿Por qué no presentáis denuncia contra la policía?
Los disparos provocan cierta alarma. La denuncia yo creo que se presenta para justificar por qué tuvieron que disparar, porque era un hecho grave. A nosotros nos pareció un incidente sin más consecuencias. Pensamos en denunciar para protegernos. Hubo negociación con los responsables políticos de aquel momento, tanto a nivel nacional como autonómico, y recomendaron que era mejor no presentar denuncia porque no iba a ocurrir absolutamente nada.
¿Te arrepientes de no haberlo hecho?
No. No era un problema de buscar culpables, ni de y tú más. Ahora nos vemos indefensos, no por la parte política. Lo viví como un incidente que ocurre. No era cuestión que culpar a los demás. Se nos ha recomendado estar callados este tiempo. Ahora sí se ve que hay una acusación grave, y la actitud cambia. Es un hecho sin precedentes, predemocrático. No hay un hecho tan grave desde el proceso 1001 en el año 73.
¿Qué se te pasa por la cabeza cuando recoges el auto de acusación?
La sorpresa es que cuando recogemos la acusación individualizada y es que a los ocho se nos acusa exactamente de lo mismo. Y nos piden 31.050 euros para pagar al día siguiente, entre todos. Me produce tristeza y asombro de cómo esta sociedad puede permitir que por el mero hecho de ser sindicalista y trabajador se impute esta pena. Van al máximo de la pena que se puede imputar: es una respuesta política para amedrentar, para desprestigiar a sindicalistas que lo único que han hecho es dialogar.
¿Tenéis el respaldo de la dirección de la empresa?
Sí. Aparte del buen trato que tenemos individual, y no dan crédito a lo que está ocurriendo. No hay más que una explicación política para coger a una empresa de estas características y hacer esto
¿Y aquí pretenden entonces, una causa general contra el derecho de huelga?
Los políticos que estaban en 2010 no querían hacer causa común de este tema, pero posiblemente hoy alguien haya querido utilizarlo. Si por lo que ocurrió en 2010, que no existía la ley de seguridad ciudadana, ¿qué ocurriría entonces con la nueva ley? Pues no se, fusilamiento.
Este caso además puede sentar jurisprudencia
Las confederaciones de CCOO y UGT están trabajando con la ciudadanía porque esto no es posible. Y luego hay una parte jurídica donde hay un equipo que se ha ofrecido, para combatir este acto, catedráticos, jueces… Hay intención y es irrenunciable para CCOO que desaparezca la aplicación del artículo 315, que es el que se nos quiere aplicar.
¿Qué dice ese artículo?
Va contra el derecho de los trabajadores; se puso en el año 95 por Felipe González. Hay bastantes magistrados de la Audiencia Nacional que lo ven de dudosa constitucionalidad y que desearían que llegase un caso algo peculiar para poder anularlo
Desde que recibes el auto empieza a moverse toda la maquinaria asociativa para confluir de momento en una gran manifestación en el día 14.
Para mi, si hay algo positivo de este caso, es ver que, afortunadamente, la sociedad responde bien. Porque se está echando la siesta pero no está dormida. Es una satisfacción y un orgullo que el Ayuntamiento de Getafe haya aprobado una resolución por unanimidad en respaldo a los sindicalistas. Y también de los alcaldes que ha habido en este pueblo, desde que existe la democracia en el 79, están a favor de que se anule este auto: Jesús Prieto el primer alcalde de Getafe, a nivel personal, Pedro Castro y el alcalde Juan Soler, no a nivel personal, sino en su pleno votando a favor de una resolución.
¿Como lo estáis viviendo los 8 de Airbus?
Con el respaldo que hay de tantísima gente, eso te da ánimo y te da el consuelo de que todo va a terminar en el cierre del cajón. Pero siempre te queda la duda, porque en política el que manda es un juez. Yo confío e la justicia pero en una justicia que es igual para todos.
¿Te ha quitado el sueño?
No, hasta ahora no. Estoy preocupado, obviamente, pero no me ha quitado el sueño.
Esto es una carrera de largo recorrido, no solo 100 metros, sino una maratón…
Hay un gran amigo mío que me dice que en esto al final no pasará nada pero la pena ya la estáis cumpliendo. Y es verdad, porque hay días en los que uno no está tan despejado y piensas…
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