La tragedia griega de Eurípides llega a Getafe protagonizada por Concha Velasco
La guerra de Troya fue mucho más que un caballo de madera. Mucho más que una historia de amor. Más incluso que cruentas batallas entre griegos y troyanos. Así lo entendió en el 424 a.C. Eurípides, quien relató con maestría la venganza de la reina Hécuba tras la muerte de su hijo y su hija tras la histórica guerra. El amor y la desesperación de una madre llevada al extremo. “Hécuba es la historia trágica de la reina de Troya. Una vez tomada la ciudad y hecha exclava, vive el sacrificio de su hija mayor, Políxena, y la traición y el asesinato de su varón menor, Polidoro. Ella planea una venganza, se la plantea a Agamenón, y tomará la justicia por su mano con ayuda de sus esclavas”, resume el director de la obra, José Carlos Plaza. El dramaturgo, premio Nacional de Teatro hasta en tres ocasiones, trae la pieza clásica a las tablas del Lorca con Concha Velasco como protagonista para inaugurar culturalmente –y por todo lo alto– el mes de febrero. Apasionado de su trabajo, y embargado por la acogida de la obra, Plaza describe la Hécuba interpretada por Velasco como “un maravilloso barro de oro”, del que se puede obtener todo lo necesario para comprender los motivos que llevaron a la reina a ejecutar tal acción, “Concha interpreta a una Hécuba, muy dura, muy fuerte, llena de sensibilidad, de inteligencia, y de razón en la parte final de la obra, donde concibe una mente lúcida”, explica el director, que ya ha trabajado anteriormente con la vallisoletana en anteriores ocasiones. Ella, por su parte, ha admitido desde que se estrenó la obra en el Festival de Teatro Clásico de Mérida este mismo verano que el de Hécuba “es el papel de mi vida. Era mi sueño interpretativo de juventud”.
La versión que tendrá lugar en Getafe, firmada por Juan Mayorga (el dramaturgo español más reconocido a nivel mundial), abordará el texto clásico “sin bajar el nivel de calidad”, pero de una forma “absolutamente asequible al público”, explica Plaza. El director, que siente predilección por los clásicos, asegura que “el teatro clásico siempre tiene que ver con lo actual”, de manera que al igual que le ocurrió a la protagonista, está probado que “las circunstancias reales llevan a la desesperación, y es ahí cuando sale lo peor del ser humano”, contextualiza Plaza. “Ya lo estamos viendo, la gente esta empezando a no poder más. Yo, por ejemplo, prefiero el desorden a la injusticia, al revés que Goethe”, subraya el director, quien en el estreno de la obra animó a los asistentes a aplaudir menos y tomar las calles para reivindicar sus derechos. A pesar de todo ello, Plaza ha abordado la historia de una venganza evitando que esta sea la idea final de la obra. “Hécuba justifica como el ser humano puede llegar al animalismo, a lo peor de sí mismo. Como las circunstancias marcan un camino que es el equivocado”, argumenta, “la clave de la obra está en que esa mujer es capaz de darse cuenta de lo que ha hecho, simboliza la reencarnación del ser humano”. La obra de Eurípides se caracteriza por dar voz a los vencidos en la batalla, y a las mujeres el papel principal, el que tuvieron como supervivientes. “El grupo de mujeres troyanas que la acompañan serán las manos de Hécuba, las que invocan, cantan, lloran…y su hija Apolisa, ellas son fundamentales. Los hombres, en cambio, son los contrapuntos”, explica el director, quien califica la obra como “una familia, una joya entera. La perfección del teatro en poco más de hora y media”.