Un voto a cambio de un sueldo. Aquí se podría aplicar el dicho de que el que la sigue la consigue, y la escenografía sobre la que se han aprobado inicialmente los presupuestos para 2014 ha tenido mucho de teatro y poco de trasfondo político y ciudadano. José Luis Morato había conseguido tras la comisión de Hacienda su objetivo: que se hablara de él en estos días previos al Pleno de presupuestos y de paso meter miedo al Gobierno popular, que se ha desecho en carantoñas hacia el concejal no adscrito. Eso sí, privadas, porque públicamente negaron hasta la saciedad tanto el alcalde como el concejal de Hacienda que se fuera a ceder a las presiones “personales” de Morato. 50.000 euros han bastado para que Morato cambiara el discurso, su enmienda a la totalidad y la actitud reivindicativa que parecía tener como finalidad buscarse un hueco político (los rumores hablaban de aliarse con ULEG o con Ciudadanos): parece que ahora lo ha encontrado al lado del PP. Al final ha triunfado el trilero que haciendo juegos de cartas ha conseguido salirse con la suya. El sueldo de un concejal es el precio que tenía el voto favorable de Morato: no había trasfondo político detrás, únicamente intereses económicos. Esta es la profundidad que tiene la política municipal. Ahora, eso sí, se deshizo en carantoñas con la oposición, a la que acababa de traicionar quitándole un 10% de sueldo, mientras se sumaba a los ediles con salario. ¿Dónde ha quedado esa pretensión de que se liberara a todos los concejales? Conseguido el objetivo, sálvese quien pueda. Ahora mismo, los únicos concejales sin sueldo son del Partido Socialista. Con la excepción de la concejala de Gobierno sin cartera, Carmen Plata. Que cada uno haga la lectura que quiera. Falta saber qué decisión se tomará si el proyecto de ley de reforma de la administración local prospera y hay que reducir por decreto los liberados a 18. Se podría remover sensibilidades en muchos partidos.
UPyD ha sido la cómplice necesaria para sacar adelante los presupuestos. Su abstención es al final un voto favorable a los presupuestos, y en él ha tenido que asumir la consignación presupuestaria para el sueldo de Morato. Su tibieza inicial en las enmiendas que desde el Gobierno no tuvieron problema en asumir se ha consolidado en la votación final, donde su abstención ha permitido aprobar el presupuesto. Nadie comulga con ruedas de molino si no se esconde algo más detrás. Y el tiempo pondrá a cada uno en su lugar.
Ha sido un Pleno cargado, como ya es habitual, de intervenciones subidas de tono, intercambiadas principalmente por Sylvia Uyarra que arremetió contra Esperanza Fernández en una intervención especialmente dura y a la que acusó de haber vendido su voto y de la que dijo que “tiene el riñón muy cubierto por la parte marital”. En defensa de UPyD salió Fernando Lázaro: “Si hablamos de maridos podríamos hablar del suyo y de algún exmarido”. Bomba de relojería. Aquí ya se sabe, las amistades van por sueldos.
Mientras los presupuestos se aprobaban, en GISA se despedía a dos trabajadores. Juan Soler se siente fuerte, se siente avalado por 14 votos en lo que comienza a tener un regusto de pacto de legislatura. Luego vendrán los Plenos y sus mociones que no tienen ninguna incidencia, puesto que no son de obligado cumplimiento. Pero hoy, los presupuestos siguen adelante. Faltará saber qué pasa en la decisión final.