De los presupuestos a las ordenanzas y tiro porque me toca. Hoy vamos a jugar al juego de la oca. Que cada cual coja su dado y vamos a ver quién mueve ficha. El PP sale, tiene prisa: saca un 6. Sobre la mesa el borrador de presupuestos. Tardío, olvidado, apresurado, ni siquiera los concejales del Gobierno lo conocen. El resto de partidos tiran sus dados. Todos se van a la posada: en la comisión los presupuestos reciben la negativa a salir adelante. Pero hay quien hace trampa: de puente a puente y voto a favor porque me lleva la corriente. La corriente o un sueldo, llámese como quiera. El caso es que Morato (no adscrito) decide cambiar su posición. Algo (o mucho) tiene que ver que en unas modificaciones presupuestarias totalmente abstractas haya incluido un pequeño matiz: rebaja de un 10% a los salarios de los concejales de la oposición y ¡oh sorpresa! que se le incluya en la escala de retribuciones con la categoría, además, de portavoz.
En la casilla de la prisión cayó Uyarra (IU) con su referencia al marido de Esperanza Fernández (UPyD) cuando se enteró que la abstención magenta iba a dar la aprobación a los presupuestos. En el pozo se hundió Lázaro (PP) con la réplica: “No hablemos de maridos y exmaridos”, le espetó a Uyarra. El caso es que todos tienen a UPyD en la boca, mientras los magentas dan vueltas en su laberinto, porque enrevesada ya es la decisión de tragar con el sueldo de Morato y justificar la aprobación de los presupuestos. Ya pueden haberlo negociado bien, porque es la última votación importante de la legislatura… y se han posicionado a favor del Gobierno. El resto es palabrería.
La casilla de la muerte se reserva para la aprobación definitiva. Si 50.000 euros de un sueldo y dos días cambiaron el sentido de una votación, cualquiera sabe lo que puede pasar en un mes.
Para felicitar la Navidad, no podía faltar un último Pleno antes de las fiestas. Pleno pasado por agua, o más bien por paraguas. “No queréis caldo, ahí tenéis dos tazas”, parece que pensó el alcalde Juan Soler, al regalarles a los concejales uno de los famosos paraguas de la calle Madrid. El alcalde se ríe de las instituciones, se ha instalado en la burla permanente y demuestra el poco respeto que les tiene. Algunos concejales ya se lo recriminaron en el propio Pleno. Un Pleno ya de por sí serio, puesto que se aprobaban precisamente las ordenanzas municipales, las tasas e impuestos que van a pagar los getafenses. Se volvió a consolidar el pacto: con el PP votaron a favor Morato y UPyD. Al margen de esto, en el último Pleno del año se habló poco de Getafe (ya empezamos a acostumbrarnos). Pero total, tampoco sirven de mucho las proposiciones que se aprueban. Con esto se acaba el año. En 2014, mucho me temo que se va a comenzar a jugar al parchís. A comerse las fichas rivales y contar 20. Pero eso será en 2014. De momento, disfruten las fiestas.