Opinión – El editorial
El alcalde Juan Soler posaba alegremente con un plato de paella el fin de semana pasado: repartía viandas a los mayores en la fiesta dedicada a ellos. La típica foto. La misma que criticó de Pedro Castro, y en la que ha caído él: parece que a los votantes hay que ganarles por el estómago y el regidor de turno tiene que estar ahí para hacerse la foto. A falta de hechos, buenas son paellas. A través del Boletín Municipal se puede seguir el recorrido fotográfico del alcalde, que no duda en retratarse en todo acto, presentación, inauguración o evento al que se acompaña ya no de buenos asesores, pero sí de fotógrafos. Obras son amores, dice el refrán. Y por un lado está la política de la foto y por otra la política de los hechos.
En los tiempos de la globalización y la comunicación, el vender la imagen es fundamental. Y en eso Juan Soler sí se asesora bien. Su política no es de profundidad sino de gestos; no es estructural sino oportunista; no busca el problema sino la foto. Y cae en incongruencias: tan pronto saca pecho por la buena gestión que está desarrollando, como llora por la herencia recibida; de repente la ciudad está en la cresta de la ola y al momento hay que recoger los pedazos que le han dejado. Según con quién hable, dónde y el mensaje que quiera vender, así es su actitud.
Pero al final, lo que trasciende son los hechos. Y lo cierto es que las asociaciones están en una situación precaria; que el movimiento participativo se ha cercenado; que los polígonos industriales se mueren; y que el ciudadano de a pie no ve salida a la situación. Entre medias, jardines verticales, los paraguas de la discordia, rotondas y remodelaciones dentro del Ayuntamiento. Eso sin contar con la falta de transparencia que supone que a los concejales se les niegue información sobre lo que está haciendo el Gobierno.
Estos dos años y medio son también una crónica de oportunidades perdidas. Una de las últimas, la Mesa del Empleo, que puede convertirse en un despropósito más del actual Gobierno. Tras la segunda reunión, en la que se acordó realizar comisiones que atendieran a cada uno de los asuntos y elaborar un informe técnico y económico sobre los proyectos presentados, han tardado cuatro meses en volver a convocar otra cita. Una reunión breve en la que han vuelto a asegurar que se crearán las comisiones y en la que aún no había informe económico sobre la viabilidad de los proyectos. Lo que ha quedado es una foto más que sumar al álbum. Eso sí, se invita a los presidentes de los polígonos para que el retrato quede más vistoso.
Los datos al final son tozudos. Y por muchas inauguraciones, aperturas, reaperturas, remodelaciones y convenios empresariales a los que haya asistido o haya firmado el alcalde, el número de parados continúa por encima de las 16.000 personas en el municipio y con tendencia al alza en los últimos meses. La EPA así lo atestigua en la Comunidad de Madrid, donde aumentan los desempleados mientras en el resto del país bajan. Desde junio de 2011, fecha en la que el Partido Popular de Juan Soler tomó posesión del Ayuntamiento de Getafe, hay 2.400 nuevos parados que se han inscrito en las oficinas de empleo. Y ese continúa siendo la primera preocupación de los ciudadanos. Pero para el alcalde, se puede esperar otros cuatro meses, o ya si acaso a la próxima legislatura. Lo mismo da. Al fin y al cabo, la foto está hecha.
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