GETAFE/Rincón psicológico (22/03/2017) – «Es que es muy difícil», «las mates no se me dan bien» o «el profe me tiene manía», son alguna de las frases que muchos de nosotros hemos podido pronunciar durante nuestra escolaridad haciendo referencia a las matemáticas y que seguramente muchos padres escuchan casi a diario. Pero, ¿y si se tratara de un verdadero problema para el aprendizaje de las matemáticas?
La discalculia es un trastorno del aprendizaje que se caracteriza por una baja capacidad para el procesamiento numérico y el cálculo. Esto se manifiesta por un bajo rendimiento en matemáticas, mientras que en el resto de las asignaturas suele situarse en la normalidad. En los casos de discalculia se observa un retraso de aproximadamente dos años, no pudiéndose explicar por una falta de capacidad general o por una educación inadecuada.
El desconocimiento respecto a este tema, puede hacernos pensar que se trata de un trastorno poco frecuente. Sin embargo, aproximadamente el 6% de los alumnos presenta dificultades para el aprendizaje de las matemáticas, ya sea de forma aislada o asociada a otros trastornos. En efecto, la discalculia puede aparecer asociada a otras alteraciones, principalmente la dislexia y el déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).
Aunque se trata de un trastorno que se presenta de una manera muy heterogénea, algunas de las dificultades que estos niños pueden presentar son:
Como ocurre con otros trastornos de aprendizaje, el diagnóstico debe ser realizado por un profesional experimentado. Actualmente, este diagnóstico se basa en los resultados obtenidos a través de una valoración neuropsicológica. En las matemáticas, no solo el razonamiento está implicado, sino que muchas otras funciones entran en juego para el buen aprendizaje matemático. Por ello, además de evaluar la capacidad intelectual global y las capacidades relacionadas con el procesamiento numérico y de cálculo, tenemos que tener en cuenta otras funciones cognitivas, como la memoria, la atención y las funciones atencionales y las capacidades viso-perceptivas y espaciales. Debemos tener también en cuenta aspectos como la lectura.
La mejor manera de tratar la discalculia, es realizando un diagnóstico precoz. Cuanto antes se detecta el problema, antes podremos ofrecer al niño las herramientas necesarias para ayudarle en su proceso de aprendizaje, limitando además la aparición de otras dificultades como los problemas de autoestima.
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