No hace falta despertador. A las seis de la mañana, cuando el primer tren hace su entrada en la estación de Conservatorio, comienza el calvario para los vecinos del Sector III. El deseado metro se ha convertido ahora en su pesadilla diaria. Cada siete minutos aproximadamente, el ruido y las vibraciones llegan a las viviendas amenazando la tranquilidad de los vecinos que han tratado por todos los medios de que su caso se oiga.
Su pesadilla volvió el pasado mes de septiembre (ya lo habían sufrido en la inauguración de la instalación en 2003) tras las obras de remodelación que se acometieron durante el verano. Las “mejoras” que se vendieron, se convirtieron en una pesadilla para vecinos como José Lorenzo que reclama “que se baje la velocidad de los trenes. Es la única solución”. Están cansados de presentar quejas y reclamaciones “que se quedan en las entrañas de cajones y despachos” para no obtener respuesta. El esmerilado de las vías ha permitido “que mejore un poco la situación, pero no deja de ser un parche, porque enseguida se desgasta y vuelven las vibraciones. Es además una solución costosa”.
Alfonso Jiménez es otro de los afectados por esta situación que temen que se alargue en el tiempo. “Es como un zumbido que pasa cada 7 minutos”. La zona afectada se sitúa entre las estaciones Arroyo Culebro y Alonso de Mendoza. “Y no pedimos ni grandes obras ni reparaciones costosas. Únicamente pedimos rebajar la velocidad de los trenes”. En juego está su descanso. “Sobre todo te afecta por la mañana, cuando está todo en silencio, o por la noche”. A lo que se añade un temor: “Al fin y al cabo esto son como pequeños terremotos y tememos que se puedan ver afectados los cimientos de las viviendas”.
También en Getafe Norte
No solo están afectados los vecinos del Sector III, donde cerca de un centenar viviendas sufren desde hace cinco meses las molestias del Metrosur, también en Getafe Norte se sufre el mismo problema. Los vecinos lamentan que las anunciadas “mejoras”, solo hayan sido “un perjuicio y un trastorno”. Metro ha certificado que en horas nocturnas, ya que los trenes circulan hasta casi las dos de la madrugada, el ruido superaba los 40 db en las viviendas, cuando el límite legal está establecido en los 30.
Su problema se llevó al Pleno por UPyD y el Gobierno municipal se comprometió a hacer las gestiones oportunas para solucionarlo; y ha llegado a la Asamblea de Madrid también de la mano de la formación magenta que preguntó a la Comisión de Transportes sobre este tema, que achacó el problema a la poca profundidad de los túneles. No ha habido más respuesta y la solución que plantean los vecinos para poder volver a vivir tranquilos es sencilla: rebajar la velocidad de los trenes, que aumentó tras las obras de este verano.
Los vecinos, mientras tanto, no reciben respuesta. Han pedido reuniones con la concejala de Urbanismo, Paz Álvarez, con la Comunidad de Madrid y también con Metro. Nade les recibe ni siquiera les responde. Y cada día, a las seis de la mañana, el despertador en forma de tren de Metro, les hace levantarse de la cama.
El Ayuntamiento de Getafe por su parte, responde asegurando haber contestado «75 escritos presentados por los vecinos» al igual que haber enviado «20 cartas» a Metro de Madrid.
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